Resilencia

Entendemos por resilencia la resistencia frente a la adversidad y la capacidad para construir conductas vitales positivas, de manera que se llegue a conseguir una calidad de vida óptima.

Una forma de afrontar los problemas que pueden aparecer en la adolescencia es mediante el desarrollo de una buena resilencia.

Esto se consigue ampliando los enfoques de protección y proporcionando un punto de vista diferente y esperanzador de la forma de afrontar las situaciones adversas.

La resilencia varía durante toda la vida, ya que es un balance entre factores de riesgo, factores protectores y la personalidad de la propia persona, por lo que hay que trabajar en ella de una forma constante.

Para medir la resilencia podemos tener en cuenta variables como los síntomas de salud mental, la conducta de adaptación social, la competencia social, la autorregulación de habilidades, el autoconcepto, la inteligencia, los eventos negativos de la vida y el soporte social.

También es necesario conocer como la persona ha reaccionado ante situaciones adversas previas, esto podemos hacerlo mediante el conocimiento de sucesos vitales estresantes previos.

Para evaluar los recursos del adolescente tenemos que conocer datos sobre su inteligencia, la autorregulación de habilidades emocionales y cognitivas y su autoconcepto.

Se ha visto que los recursos internos y el soporte social de un individuo son buenos predictores de la resilencia.

Cardozo, G., & Alderete, A. M. (2009). Adolescentes en riesgo psicosocial y
resiliencia. Psicología desde el Caribe(23), 148-182.ç

Factores de riesgos psicológicos y sociales

Por factor de riesgo entendemos la característica que se sabe va unida a una mayor probabilidad de daño a la salud.

La adolescencia es un periodo de riesgo donde pueden darse las bases para la aparición de síntomas y enfermedades. También pueden aparecer alteraciones en la personalidad.

El conocimiento del factor de riesgo permite una mejor atención hacia la persona que lo requiera.

Encontramos diferentes tipos de riesgos:

Factores de riesgo psicológico

  • Insatisfacción de las necesidades psicológicas básicas: como la necesidad de autoafirmación, de independencia, de relación íntima personal y la aceptación por parte del grupo.
  • Patrones inadecuados de educación y crianza: como la sobreprotección, el autoritarismo, la agresión, la permisividad o la autoridad dividida.
  • Ambiente frustrante: puede darse cuando el adolescente no encuentra suficientes manifestaciones de afecto y cuando hay censura hacia su persona, recibe amenazas constantemente, al igual que castigos e intromisiones en su vida privada.
  • Sexualidad mal orientada: cuando encuentran prejuicios relacionados con temas sexuales.

Factores de riesgo social

  • Inadecuado ambiente familiar: se da cuando la familia no cumple sus funciones básicas y no quedan claros las reglas y roles familiares.
  • Pertenencia a grupos antisociales: cuando los adolescentes no encuentran una vía adecuada de autoafirmación suelen buscarla en este tipo de grupos.
  • La promiscuidad: propicia una autovaloración y autoestima negativas que pueden deformar la personalidad del adolescente.
  • Abandono escolar y laboral: lo que hace que el adolescente se halle desvinculado de la sociedad y no encuentre la posibilidad de una autoafirmación positiva, al disminuir las posibilidades de comprobar sus destrezas para enfrentar los problemas y asumir responsabilidades.
  • Bajo nivel escolar, cultural y económico: son elementos considerados protectores del desarrollo la salud y presentar un déficit en alguno de ellos impide que el adolescente se enfrente de forma adecuada a las situaciones de conflicto

Herrera Santi, P. (1999). Principales factores de riesgo psicológicos y sociales
en el adolescente. Revista cubana de pediatría, 71(1), 39-42.

Menéndez, S., Hidalgo, M. V., Jiménez, L., Lorence, B., & Hidalgo, J. (2010).
Perfil psicosocial de familias en situación de riesgo. Un estudio de necesidades
con usuarias de los Servicios Sociales Comunitarios por razones de preservación
familiar. Anales de psicología, 26(2),378-389.

Competencias parentales y Riesgo psicosocial

La familia es una parte fundamental para que los niños se desarrollen de forma óptima.

Las competencias parentales son el resultado de un ajuste entre las condiciones psicosociales en las que vive la familia, el escenario educativo que los padres han construido para ellos y las propias características del menor.

Podemos estructurar las competencias parentales (tomado de Rodrigo et al., 2008) necesarias en cinco categorías de habilidades:

Habilidades educativas:

  • Calidez y afecto en las relaciones y reconocimiento de los logros evolutivos alcanzados a la medida de sus posibilidades.
  • Control y supervisión del comportamiento del menor gracias a la comunicación y fomento de la confianza en sus buenas intenciones y capacidades y organización de actividades de ocio con toda la familia.
  • Estimulación y apoyo al aprendizaje: fomento de la motivación, proporcionar ayuda contingente a las capacidades del menor, planificación de las actividades y tareas, orientación hacia el futuro e implicación en la educación formal.
  • Actitud ética ante la vida y la educación en valores.
  • Adaptabilidad a las características del menor: capacidad de observación y flexibilidad para ajustarse a los campos evolutivos, perspectivismo (capacidad de ponerse en el lugar del otro), autocorrección ante los errores…
  • Autoeficacia parental: percepción de las propias capacidades para llevar a cabo el rol de padres.
  • Locus de control interno: percepción de que se tiene control sobre sus vidas y capacidad de cambiar lo que ocurre a su alrededor que deba ser cambiado.

Habilidades de agencia parental:

  • Acuerdo en la pareja: se acuerdan con la pareja los criterios educativos y los comportamientos a seguir con los hijos.
  • Percepción ajustada del rol parental: se tiene una idea realista de que la tarea de ser padres implica esfuerzo, tiempo y dedicación.
  • Reconocimiento de la importancia de los progenitores en el bien realista del menor.

Habilidades de autonomía personal y búsqueda de apoyo social:

  • Implicación en la tarea educativa.
  • Responsabilidad ante el bienestar del niño.
  • Visión positiva del niño y de la familia.
  • Buscar ayuda de personas significativas con el fin de complementar el rol parental en lugar de sustituirlo o devaluarlo.
  • Identificar y utilizar los recursos para cubrir las necesidades como padres y como adultos.
  • Búsqueda de ayuda de personas significativas y/o instituciones cuando tiene problemas personales y/o con los hijos.
  • Confianza y colaboración con los profesionales e instituciones que les quieren ofrecer apoyo y ayuda.

Habilidades para la vida personal:

  • Control de los impulsos.
  • Asertividad.
  • Habilidades sociales.
  • Estrategias de afrontamiento ante situaciones de estrés.
  • Resolución de conflictos interpersonales.
  • Capacidad para responder a múltiples tareas y retos.
  • Planificación y proyecto de vida.
  • Visión óptima y positiva de la vida y de los problemas.

Habilidades de organización doméstica:

  • Administración eficiente de la economía doméstica.
  • Mantenimiento de la limpieza y orden de la casa.
  • Higiene y el control de salud de los miembros de la familia.
  • Preparación regular de comidas saludables.
  • Arreglos y mantenimiento de la vivienda.

Rodrigo López, M. J., & Martín Quintana, J. C. (2009). Las competencias parentales en
contextos de riesgo psicosocial. Intervención Psicosocial, 18(2), 113-120.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar